Dolce & Gabbana nos introdujo en una vista clásica del siglo 17 en Sicilia; en una celebración del barroco siciliano. Ese movimiento artístico de gran elegancia, drama y exuberancia. Que no podría ser ambientado mejor que por medio de música de Pavarotti en el fondo.
La colección es inspirada en el romanticismo de esta época antigua, que se ve reflejado en el uso de los materiales como encajes y bordados de oro. Oro, ese material brillante que inspira deseo, riqueza, poder y hace suspirar a todas las mujeres.
Candelabros de guirnaldas florales, marcos de oro, iluminación tenue y música clásica sumergieron a los asistentes en el estilo siciliano mucho antes de ver la colección. Definitivamente lograr transportar a los invitados al mundo que cada diseñador creó suele ser difícil, pero Dolce & Gabbana saben perfectamente como evocar toda la inspiración desde el mas mínimo detalle y logro transportarme a la antigua Italia.
Ornamentación excesiva caracteriza el estilo barroco, lo cual vi reflejado en las prendas llamativas con bordados en oro por todas partes y combinaciones inusuales de flores tejidas con estampados de ángeles.
Lograron remontarme en la época de las Gilded Girls, tan famosas por sus shows de entretenimiento y esa elegancia femenina que va más allá de la delicadeza y evoca poder.
Lo que me encanta de la colección es el uso del concepto, el cual se ve plasmado de principio a fin, con una coherencia impresionante. Cada detalle tiene un significado, sin dejar nada al asar, los diseñadores usaron complementos como zapatos, bolsos y adornos en la cabeza bien pensados, unidos al concepto y encajando perfectamente con el resto del outfit.
Para destacar, el uso de mesas antiguas dándoles un nuevo uso en tacones de zapatos con detalles barrocos.
Me apasiona ver la forma en la que Domenico Dolce y Stefano Gabbana trabajan la delicadeza y la elegancia a partir del encaje en cada una de sus colecciones; en esta ocasión con un concepto romántico y sin dejar de lado las prendas intimas que los caracteriza.